._______________________________. Soluciones para un mundo con sed y otras curiosidades hídricas

6.2.13

Discurso leído frente a la Iglesia de la Candelaria en el Funeral al Lago

A tono de un afligido "Recuerdos de Ypacarai" el ataúd fue cargado a duras penas desde la playa municipal clausurada por duelo, hacia la "Calle del Lago"--el empedrado de doble vía con la cara arrugada del Cerro Koi que divide el casco histórico de Aregua--mientras los transeúntes de luto, con velas y velos convertidos en tapabocas por la nauseabunda expiración del difunto ser hídrico, se dirigían hacia la loma de La Candelaria, donde se celebraba a la Santa Matrona a quienes todos pedíamos un milagro. 
Marcha fúnebre del Lago Ypacarai. Partiendo de la playa clausurada de Aregua.


Ahí estaba congregado el pueblo aregüeño, disfrutando en su inocencia de música alegre, sin mención importante de la crítica situación del pueblo y su cuenca. La marcha concluyó frente mismo al escenario en la explanada de la iglesia, donde un concierto a duras penas fue interrumpido por la exclamación de emergencia de quienes les ha tocado muy hondo en la conciencia la muerte de tan famoso anfitrión de la identidad de los paraguayos.

A continuación se transcribe el discurso leído en representación de todos aquellos que estaban lamentando la partida del lago y de sus múltiples seres que nos alertaron de nuestra forzosa, pero necesaria gran transición como sociedad.

2 de Febrero de 2013, Aregua

El agua es el elemento básico y primordial de la vida que representa la unión entre todos los seres vivos. Se nos ha enseñado erróneamente que el agua crea fronteras y divisiones en los mapas, siendo que el agua une y entrelaza el flujo de los procesos de la vida.

Su cohesión se manifiesta en todas las escalas: microscópicamente entre un oxígeno y 2 hidrógenos que lo circulan, formando una geometría única; molecularmente, las fuerzas que las unen permiten no sólo ser vapor (gas) y hielo (sólido), pero principalmente también en líquido, formando un equilibrio dinámico único en la naturaleza que permite disolver, y por ende reagrupar casi todos los elementos; cuya fluidez permite la distribución de nutrientes para todos y entre todos los organismos, cuyos propios cuerpos están mayoritariamente compuestos del líquido vital; como el planeta azul—único también alrededor del sol—mal llamado Tierra (por tener una superficie mayoritariamente acuosa) que nos contiene y del cual pertenecemos.
La cohesión del agua manifiesta en todas las escalas.

Los ríos son las venas de la Tierra que unen los picos más altos de las montañas con las fosas más profundas de los océanos. Todo está unido en un gran ciclo y el agua es el gran Mensajero, que inclusive se re-cicla en mensaje.
Es mensajero del cielo a la Tierra por nubes y tormentas; de la Tierra al mar, por nacientes, arroyos y ríos; y mensajero del Sol por su evaporación y movimiento que mantiene el flujo dinámico—casi eterno—de los procesos de la vida; mensajero de la Luna por sus mareas, la salvia vegetal y la sangre femenina.
Es así, como en todo el proceso, el agua es también el Mensaje: en la lluvia es alivio, bendición y limpieza del aire; en las nacientes es esperanza y cuidado; en los arroyos, fluidez, frescura y dinamismo que se van tejiendo y agrandando hasta llegar al río—que ya es un ser más maduro, profundo y complejo—que deposita toda su memoria, historias y dulzura al mar—un ser eterno, profundo y salados, receptor de todas las vertientes y corrientes; activo y biodiverso en sus costas, serena y misteriosa en su profundidad. Y todo lo recogido vuelve al aire, a la tierra o sus napas, pero el agua se purifica gratuitamente para convertirse nuevamente en alivio y bendición.
El agua es mensaje y mensajero de un ciclo perpetuo.

Como todo ciclo, el del agua no tiene comienzo ni fin, pero si no cuidamos sus principios, su dulzura se acaba y por ende nos acercamos a nuestro final. El agua entrelaza la vida como una gran telaraña, que acoge y atrapa, pero su vulnerabilidad es tal que un impacto en uno de sus hilos afecta y repercute al todo que la contiene.

Nuestro trabajo es tal cual la de una araña: vigilante con sus múltiples ojos aguarda en su hogar que ni bien un hilo se rompe, inmediata y laboriosamente va tejiendo su recuperación para el bien del Todo. Como Consejos de Aguas de la Cuenca vamos tejiendo las múltiples dimensiones del agua: de lo ecológico a lo social, de lo económico a lo cultural, entre todos sus usuarios y actores—de lo público a lo privado—como administradores colectivos de nuestro bien común más valioso. Y por eso queremos decirles a quienes deciden alterar el cursos y la calidad del agua, Uds. ya saben lo que hacen las arañas cuando se sienten amenazadas: pican!
Les advertimos a las empresas que no revén el tipo de prácticas que están utilizando en sus procesos contaminantes, que tengan cuidado porque han creado un monstruo y el monstruo ha despertado a la gente.
La telaraña es el hogar y extensión de la araña, lo mismo el agua para la sociedad.

Hay un aspecto más sutil referente al agua y la sociedad que me parece oportuno mencionar. Muchas culturas se han referido al agua como el elemento del subconsciente, la sumersión representando al mundo onírico—de los sueños. Es así como el agua no sólo tiene cohesión y memoria, pero cuando se lo observa detenidamente tiene la capacidad de reflejar como en un sueño, a quien lo analiza o la sociedad que lo utiliza.
El agua refleja el subconsciente; el lago, más que un sueño, una pesadilla social.

En nuestro caso, ya se ha vuelto muy obvio y palpable, que tanto el agua de los arroyos que fluyen con tantos residuos, o los manantiales que se secan o el más emblemático lago—que inclusive difunto absorbe todos nuestros nutrientes y desperdicios—, reflejan a nuestra sociedad. Reflejan tangiblemente una cultura que no valora sus bienes, su riqueza, como son los bienes naturales de las cuales fuimos bendecidos.

Similarmente, en muchas culturas el agua simboliza y realiza un rol purificador. Como había mencionado, el agua de lluvia limpia el aire, pero también limpia los cauces hídricos e inclusive lo utilizamos para limpiar nuestros cuerpos, bocas, ropas, alimentos, hogares y procesos industriales. Aunque pocas veces nos preguntamos “a dónde va todo eso?”

Este olor nauseabundo con el cual nos despertamos todo los días—si bien es claro reflejo de una sociedad basada en la muerte y propulsada por nuestra ignorancia, podredumbre moral y corrupción generalizada—representa un sacrificio redentor por parte de la Naturaleza para despertar y unirnos como sociedad, en un salto cualitativo de conciencia y reconfiguración de las reglas del juego del sistema en el que nacimos.

El agua limpia porque es el disolvente por excelencia, pero más allá de lo material, al agua ha sido asociado como un purificador espiritual. Es así como está presente en muchos rituales y ceremonias como el bautismo, agua bendita o los baños sagrados.
El agua es un elemento purificador, tanto material como espiritual.

Es por eso que hoy estamos reunidos aquí, conmemorando al agua en el día de la Virgen de la Candelaria. El fuego—la candela—al igual que el agua tiene la capacidad purificadora que nuestra sociedad precisa para sanar espiritualmente. Nos hemos desvinculado colectivamente de nuestro fuego interior que nos guía e ilumina y del agua que pulsa y nos une. Hemos olvidado ¿de dónde venimos y porqué estamos aquí?

Vivimos en un planeta único, en un cuerpo sin-igual y en una de las regiones más bendecidas del mundo: un suelo extremadamente fértil, con una vegetación tan rica y diversa, un clima tropical y acogedor a lo largo del año y sin ningún gran desastre natural, salvo quizás a nuestra histórica clase política que sometió a nuestro pueblo a la dócil ignorancia y sistematizada inmadurez.
Los guaraníes vivían en la Tierra sin Mal.

Pero no olvidemos que nos encontramos sobre una de las reservas de agua más grandes del mundo. Probablemente aquí mismo era la Tierra Sin Mal de los Guaraníes, ya que el agua ofrece salud, vida y abundancia. Pero una vez que ingresa una cultura alienada y alienadora, que ve a la Naturaleza como un recursos y no como relaciones, que la mira como algo para explotar y no para respetar, y que dedica tanta energía y químicos combatiéndola en su arrogancia, en vez de reverenciarla en humildad como nuestra Gran Maestra, nuestra Madre...entonces esa Tierra sin Mal se la contaminó, excluyó y enterró...y hasta ahora se la sigue buscando.


Este Funeral al Lago es un primer intento en zambullirnos como sociedad a purificarnos, en un bautismo colectivo que nos lleve a madurar espiritualmente hacia un mejor cuidado de la gente y de amar nuestras aguas, que son nuestra vida.

Nada es imposible. Así como creíamos equivocadamente que un lago no podía morir, como creíamos inicial, pero también equivocadamente que reventó nuestra cañería o la del vecino, hay algunas y algunos que creen equivocadamente que todo está perdido, que muerto el lago, también nosotros. Todo lo contrario. Fuimos nosotros quienes estábamos muertos y el agua simplemente nos reflejó.
De la misma manera que los peces que pasan sus vidas enteras sumergidos no pueden saber lo que es vivir en el aire, nosotros no podemos tener conciencia de un nivel que está por encima del cual vivimos. Nuestro bajo nivel de conciencia produjo tan bajos niveles de oxígeno que los peces fueron forzados a buscarlo en un nivel desconocido, lo cual produjo su destino. Librados del sofocamiento y la intoxicación hoy, flotando miran al cielo y emanan un mensaje que huele mal, que nos da miedo. La muerte, que siempre instruye a la vida, no es en sí mala, pero reponedora.
Un modelo de sociedad muerto, perplejo hoy también mira el cielo como pidiendo respuestas a su destino. Todo vuelve en la vida: mierda damos, mierda recibimos, tóxicos entran, tóxicos salen, cagadas producimos, cagadas consumimos. Todo en la vida se transforma: el olor fétido de los pescados muertos y el olor molesto del difunto lago es para nosotros tal cual lo que ellos sentían adentro sin oxígeno e intoxicados. Es una alarma de múltiples percepciones, que nos está forzando a unirnos, a emerger en esta emergencia, sin importar las diferencias para una causa común.

Nada es imposible. Nademos juntos hacia lo improbable.

Pidiendo 30 segundos de silencio por el Lago Ypacarai, al finalizar tocamos y cantamos "Recuerdos de Ypacarai" sin electricidad con todos los presentes.

Video de la primera parte del discurso: